Entrevistas Poesía

Descubrir secretos: “Hoy, cuando todo es invierno”, de José Vaccaro Ruíz

José Vaccaro Ruíz. Foto: Ana Portnoy.

José Vaccaro Ruiz nació en Barcelona y es abogado, arquitecto y escritor. Fue galardonado con el Premio Isla de las Letras 2010 por su primera novela, Ángeles Negros, protagonizada por el desencantado investigador privado Juan Jover. Tras esta primera obra publicó La Vía Láctea, La Granja, Catalonia Paradís, Tablas, El Invitado de Nunca Jamás (serie de Juan Jover) y No dar papaya. Conjura Gaudí, publicada a finales de 2016, alerta sobre un posible atentado planeado con oscuros propósitos contra la Sagrada Familia de Barcelona. En 2017, ve la luz Relatos de 4 filos, su primer libro de relatos, una antología de veintisiete historias negras que abarcan una amplia variedad de temas y en 2018, con ¿Dónde estás corazón? retoma, tras cuatro años de silencio, la serie del detective y conseguidor Juan Jover. En 2019 publica El Negro, el Nano, la Muerte, una novela sin Juan Jover, con tres hilos narrativos. En 2021, su última novela negra, El retorno (con dos tramas temporales) denuncia el escalofriante tema de la venta de bebés y niños y nos recuerda que “la maldad tarde o temprano recibe su castigo de una u otra forma”.

Además, forma parte del colectivo de escritores “Lee o muere”, dirigió un círculo de novela negra en la cárcel Modelo de Barcelona junto al también escritor Ramon Valls, y participó con relatos cortos en la antología Relatos de la Orilla Negra, que reúne veinticuatro relatos de otros tantos autores de ambos lados del Atlántico, y en la Antología del Género Negrocriminal, primer título de la colección de novela negra “Sed de mal”, de Ediciones Atlantis. En 2023 nos obsequia con Hoy, cuando todo es invierno, un libro de poemas, editado por Parnass Ediciones, que responden a las experiencias (unas positivas, otras negativas) ocurridas a lo largo de su vida.

Presentación de «Hoy, cuando todo es invierno» en el Ateneu Barcelonès, con Amalia Sanchís y Angelique Pfitzner.

Eres escritor de novela negra y ya has publicado doce obras. ¿Por qué publicar ahora Hoy, cuando todo es invierno, un recopilatorio de poesías escritas a lo largo de tu vida?

La poesía lírica es un estilo literario que siempre me ha atraído por su enorme potencia. Cuando lees a Antonio Machado, Pablo Neruda o Gustavo Adolfo Bécquer, el sentimiento que contienen sus poemas te estremece, son de una cercanía y una sensibilidad que van directos al corazón. La novela, en cambio, es de más largo recorrido, los personajes, la trama, la localización, son piezas que se unen para formar un conjunto, compartimentos estancos que en cierto sentido están separados unos de otros, aunque formen un solo conjunto. En cambio, en la poesía se da la unidad absoluta y directa, no hay ni debe haber nada superfluo que distraiga esa flecha en forma de versos que va directa al corazón.

Háblanos de tus referentes literarios en lo referente a la poesía. ¿Cuáles son tus poetas preferidos?

Para mí, y en lengua castellana, no hay nada que supere a Jorge Manrique en sus Coplas a la muerte de su padre. En ellas, el sentimiento, la pérdida, la añoranza de la persona querida se expresa con metáforas cargadas de sentido y de una gran sencillez, esa es una de sus grandes virtudes, al tiempo que dotadas de una fuerza rayando la perfección. Manrique escribe golpeado por el dolor y la ausencia, sentimientos a los que da salida de una forma magistralmente natural y sincera, no hay en él sombra alguna de afectación o impostura.

Sin llegar a esa perfección, entre los modernos destacaría a los ya citados Machado, Neruda o Bécquer junto a Juan Ramón Jiménez y, en Cataluña, Joan Margarit. Y de los clásicos, a José Zorrilla: Recomiendo leer su “A buen juez, mejor testigo”. También, de Ramón de Campoamor, “El tren expreso”, la cumbre de la poesía romántica.

¿Te sientes poeta antes que escritor de novela negra? Cuéntanos.

Me gustaría tener una doble personalidad para poder unir ser las dos cosas a la vez, novela y poesía. Algo imposible ya que ambos estilos son radicalmente distintos. La una, la poesía, es intemporal, consecuencia de que las teclas de nuestro corazón y nuestro cerebro que activa no tienen edad ni referencia social. En cambio, la novela negra se ocupa, aquí y ahora, del mundo que nos rodea, es un análisis de los valores (o la ausencia y el cambio de valores) propia del siglo XXI con unos referentes radicalmente distintos de los que hasta ahora imperaban en la sociedad. Una sociedad en donde la familia, la religión como asidero moral, o incluso la identidad sexual (LGTBI) están en cuestión y en constante mutación, donde si algo destaca es la individualidad y su consecuencia más directa, la soledad.

En el prólogo de Hoy, cuando todo es invierno, intentas responder a la eterna pregunta ¿Qué es la poesía? Una pregunta que Gustavo Adolfo Bécquer, poeta romántico del siglo XIX, respondía de esta forma “¿Y tú me lo preguntas?  Poesía… eres tú.” Y para José Vaccaro, ¿Qué es la poesía?

Con todos los respetos, cuando Bécquer dio esa respuesta acerca de la poesía estaba situando, como buen romántico y ladrón de corazones que era, a la mujer como objetivo y fuente de inspiración. Pero la esencia de la poesía, su razón de ser, es mucho más profunda que el galanteo. Poesía es lamento, nostalgia, ausencia, recuerdo, deseo, meditación, amor, incluso odio. Si algo es propio de la poesía (estamos hablando de la lírica) es, insisto, el sentimiento y la emoción, la capacidad de transmitirlos y compartirlos con los demás.

Sala Maria Mercè Marçal (Ateneu Barcelonès) en la presentación de Hoy, cuando todo es invierno.

Háblanos de la adolescencia. ¿Escribías poemas durante esos años cruciales de desarrollo personal? ¿sobre qué temas? ¿Cómo recuerdas ahora estos primeros “pinitos poéticos”?

La adolescencia es el tiempo de descubrimiento de la vida, de nuestro cuerpo, de la amistad, y también del amor que dejará huella en nosotros para siempre. La primera novia (o novio), la primera cita, el primer beso, con diversas formas y matizaciones ajustadas a cada tiempo y lugar lo recordamos por lo que significó de apertura a un mundo, unas percepciones y unos sentimientos nuevos, envueltos en la inocencia, el aprendizaje y la avidez por lo desconocido, el esplendor en la yerba, que decía William Wordsworth. Son unos años donde todo se siente con una intensidad que jamás se repetirá. Es también una época de plenitud física en donde la vida tiene el engaño de ser eterna, porque la muerte no aparece con su guadaña a cuestas como ocurre cuando llega la vejez.

Tus poemas en Hoy, cuando todo es invierno, están agrupados en diferentes capítulos: la adolescencia, la música, el amor, el Covid, la vida, la vejez, la muerte, el futuro. ¿Qué papel le otorgas a la música en tu poesía y en tu vida?  ¿Tienes algún género musical y autor preferido?

La música en un refuerzo para la poesía. La cadencia de las notas, la melodía, son capaces de elevar todavía más, si cabe, ese sentimiento del que antes hablaba. Hay canciones que han marcado nuestra vida, presentes y testigos de esos momentos inolvidables de la adolescencia y la juventud. Frases, momentos, descripciones nacidas al amparo de nuestras vivencias que nos marcaron para siempre. Y cuando digo música me estoy refiriendo sobre todo a las canciones, a, por ejemplo, y referido a mi juventud, “Las hojas muertas”, o “Ne me quitte pas”, lo próximo, lo inmediato, la personificación de lo vivido.

La irrupción devastadora del Covid 19 nos condenó al aislamiento encerrados en nuestras casas como medida para luchar contra ese enemigo invisible. ¿Cómo lo viviste? ¿Encontraste consuelo en la poesía?

El Covid nos ha hecho entender lo vulnerables que somos. La sociedad tecnológica actual con Internet, las redes sociales, la técnica, la facilidad en los desplazamientos, contiene una parte de dominio y confianza sobre el entorno y nuestro propio cuerpo, que el Covid ha destrozado al mostrarnos nuestra debilidad. Darnos cuenta de que todo aquello que nos da seguridad no es más que un espejismo porque, llegado el caso, estamos indefensos y solos. Ante ello cada uno busca respuesta, consuelo y fuerza de manera distinta. El confinamiento y el negacionismo son los extremos de esa lucha frente a lo sobrevenido y a su miedo.

Es cierto que la poesía puede ayudarnos porque nos permite meditar acerca de la naturaleza humana, nos refuerza al concienciarnos sobre lo que en verdad somos.

En el capítulo dedicado al amor, el lector encontrará la mayor parte de tus poemas. Amar y ser amado. ¿Qué lugar ocupa el amor en tu vida?

Los humanos nos distinguimos de los animales, más que por la inteligencia, que también, por ese sentimiento, el amor, que es una mezcla de conciencia (allí donde los animales tienen instinto), deseo, compañía, complemento a nuestra soledad. Es por esencia lo que más nos acerca a los demás, a la sociabilidad, lo que nos aleja del ensimismamiento y lo que nos aporta respeto y empatía hacia “el otro”, lo que lo incorpora a nuestra vida. Y lo que es capaz de aportarnos eso que hemos llamado felicidad. O cuanto menos lo más próximo que podemos estar de ella.

En mi vida, y con los años, el amor, la necesidad del amor, es lo que crece día a día, Y ese crecimiento como sentimiento positivo que es, tiene que ver con lo dicho anteriormente, la felicidad, al darme cuenta que me hace mejor.

Firma de libros en Ateneu Barcelonès.

Cita algunos de tus poemas preferidos en Hoy, cuando todo es invierno y explícanos el porqué.

La mayoría de los poemas, por no decir todos, son una mirada hacia dentro para poner en palabras la emoción de un momento, un suceso, o un deseo, pasado o presente, incluso una mirada al futuro. Al ser poemas compuestos en épocas distintas de mi vida aportan lo que en la adolescencia era el descubrimiento del amor y el deseo, en la madurez, la convivencia, y en la vejez la nostalgia y el deseo de supervivencia.

¿Qué esperas del futuro? ¿Todavía tener “Tiempo”?

En efecto, como dice uno de mis poemas, “tener tiempo” para poder disfrutar de ese bien tan precioso que es la vida. La vida, llena de pequeñas y grandes cosas que nos hacen sentir, reír y también llorar. Un ansia de supervivencia, de “más tiempo”, que se relaciona con una mirada hacia atrás para revivir lo que aquellas personas, situaciones y paisajes del pasado dejaron de recuerdo y pérdida, imborrables en mí.

José Vaccaro en Sant Jordi 2023.

Háblanos de tus próximos proyectos.

Ultimando una novela negra, “Pigmalion 2.0”, que espero publicar el próximo año. La tengo ya escrita, pero las correcciones para intentar conseguir aquello que todos los que escribimos buscamos por igual, la perfección, se está alargando. En eso estoy y estaré hasta el momento en que, ya sea el editor con su insistencia, o yo mismo cansado de tachar y rehacer, me lleve a pensar que, como decía un verso de Juan Ramón Jiménez:

                                                     No la toques ya más,

                                                    que así es la rosa.

Entonces será cuando le ponga punto final.

Te deseamos mucha suerte en tus proyectos y, sobre todo, tener “tiempo”.

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